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Actualmente estamos viviendo un periodo de alta inflación, producto del crecimiento excesivo de la demanda agregada que estaría sobrecalentando la economía. En un contexto como el actual, es recomendable recordar el concepto de ilusión monetaria, la percepción equivocada que podemos tener de la evolución de los precios reales, debido a sesgos cognitivos característicos de nuestra especie. Los sesgos cognitivos son patrones sistemáticos e irracionales, que producen que interpretemos la realidad de forma equivocada.
Este artículo es una introducción y resumen del paper de Eldar Shafir, Peter Diamond y Amos Tversky, Money Illusion, publicado en The Quarterly Journal of Economics, en 1997.
Usando datos de encuestas, los autores sostienen que la ilusión monetaria es un fenómeno muy extendido en los EEUU. Además, proponen una explicación psicológica de la ilusión monetaria. Por último, los autores ilustran cómo la ilusión monetaria interactúa con otros factores clave en la toma de decisiones, como la aversión al riesgo, actitudes respecto del riesgo, y la preocupación por la justicia, lo que implica que la ilusión monetaria es un factor muy importante para entender el funcionamiento de la economía.
El término Ilusión Monetaria se refiere a la tendencia a pensar en términos de valores nominales más que en valores monetarios reales. Este fenómeno tiene implicancias significativas para la teoría económica, ya que supone una falta de racionalidad, que es un supuesto básico de muchos modelos económicos.
Otras definiciones:
Un individuo sufre de ilusión monetaria cuando su función de demanda por commodities no depende sólo de los precios relativos y su riqueza real.
Don Patinkin (1965)
La ilusión monetaria se observa cuando, en presencia de inflación, los precios nominales afectan las decisiones.
Fischer y Modigliani (1986)
Adicionalmente, los autores señalan que, cuando hay cambios relativos en los precios, el efecto de los valores nominales pasados en las decisiones de compra o venta es un tipo de ilusión monetaria, que se produce incluso en ausencia de inflación. Esto se puede observar en la reticencia a vender una casa o acciones de una empresa a valores que impliquen una pérdida nominal, o la reticencia a aceptar una disminución del salario nominal.
La ausencia de ilusión monetaria es un supuesto clave de muchos modelos macroeconómicos que fundamentan la idea de la neutralidad del dinero (los cambios en la cantidad de dinero afectarían sólo a las variables nominales). También se asume en algunos modelos que no existe ilusión monetaria debido a que contradice el paradigma microeconómico de maximización de utilidad. Sin embargo, es difícil negar que la ilusión monetaria existe, y se puede observar a través de las siguientes anomalías:
En muchas economías y lugares se ha observado que cuando cambia la oferta monetaria, se produce un impacto primero en las cantidades, y sólo después en los precios. La evidencia empírica muestra que se encuentran efectos rezagados en las ecuaciones de precios agregados. Otros estudios en mercados individuales evidencian grandes cambios en las cantidades junto con cambios pequeños en los precios.
No se encuentra que todos los contratos estén indexados, como sugiere la teoría. Cuando se encuentran, son imperfectos. Además, se encuentra que la cantidad de contratos indexados aumenta levemente cuando la inflación es alta, y que desaparecen cuando la inflación es baja. Por otro lado, se observa que los gobiernos usan contratos no indexados, y tienen muchos de sus impuestos sin indexar.
El análisis del discurso común o de los reportes de prensa evidencia la presencia de ilusión monetaria, incluso entre personas que no deberían experimentarla. Por ejemplo, es común encontrar comparaciones de precios no ajustados, como la comparación de los salarios nominales a través del tiempo.
Uno podría esperar que en periodos de alta inflación aumente la consciencia de las diferencias entre precios nominales y reales. Sin embargo, se observa ilusión monetaria incluso en periodos de alta inflación. Por ejemplo, en Israel cuando la inflación era alta, tanto los análisis como las transacciones se hacían en dólares, pese a que esta sustitución no eliminaba la ilusión monetaria generada por el cambio en el precio del dólar.
La investigación en psicología cognitiva indica que las representaciones alternativas de una situación pueden conducir a respuestas sistemáticamente diferentes.
Por ejemplo, al elegir entre alternativas de inversión riesgosas, el problema se puede presentar en términos de ganancias y pérdidas o en términos de activos finales. Considere un individuo que debe elegir entre una riqueza total de $250.000 o tener con probabilidad 50%-50% una riqueza de $240.000 o $265.000. El mismo problema se puede representar en términos de ganancias y pérdidas, siendo la primera opción ni ganar ni perder (mantener el status quo), o la oportunidad de ganar $15.000 o perder $10.000 con un 50% de probabilidad cada opción.
Cuando el problema se representa en términos de activos finales, la gente prefiere la opción riesgosa, de mayor valor esperado. En contraste, cuando el problema se representa en términos de ganancias o pérdidas, la gente tiende a elegir la opción sin riesgo (status quo), lo que se debería a que, según el principio de aversión al riesgo, una pérdida potencial de $10.000 compensa una oportunidad igual de probable de ganar $15.000.
Las personas cuando toman sus decisiones lo hacen en base al marco que se les presenta. En el caso anterior, los marcos eran dos, en términos de activos finales o de ganancias/pérdidas. Sucede que las personas eligen algún marco en particular de acuerdo a su simpleza o naturalidad, no en base a cálculos estratégicos. Por otro lado, ciertos aspectos de las posibilidades de elección son destacados en mayor o menor medida dependiendo del marco, lo que conduce a diferentes elecciones. En otras palabras, para un mismo problema, los marcos de representación realzan distintos atributos de las opciones, conduciendo a distintas elecciones.
En otras situaciones, sucede que las personas usan varios marcos de representación de manera simultánea, por lo que la elección es una mezcla de las elecciones inducidas por cada representación. Al tomar la decisión final, cada marco tiene una ponderación distinta, dependiendo de sus características, como qué tan natural o prominente es.
Un mecanismo como este último sería el que explica la ilusión monetaria, donde las transacciones se pueden expresar ya sea en términos nominales o reales, que serían los dos marcos de representación relevantes. La representación nominal suele ser más simple, más prominente, y generalmente suficiente en el corto plazo (en ausencia de hiperinflación). Por esta razón, aun cuando las personas están conscientes de las diferencias entre los valores nominales y reales, generalmente evalúan sus decisiones en base a términos nominales, es decir, en base al marco más natural y prominente.
Considere una persona que recibe un aumento de sueldo de 2% en un periodo con 4% de inflación. Naturalmente, se esperaría que esta persona estuviese más feliz con el mismo aumento en un periodo sin inflación. Sin embargo, dado que la evaluación nominal es positiva (la persona está ganando más dinero que antes), se podría esperar que esta misma persona encuentre este cambio menos aversivo que una disminución de 2% del ingreso en un periodo sin inflación, en que tanto la evaluación nominal como la real son negativas.
Es decir, si se mantienen las cantidades reales constantes, las reacciones de las personas estarán determinadas completamente por los cambios nominales.
Considere una persona que trata de vender su casa con la intención de comprar otra, durante un periodo sin inflación y en que los precios de las casas han caído un 5% en relación a los otros precios. Esta persona, aun estando consciente de los precios de las casas, anclará sus expectativas al precio histórico que pagó por la casa, y podría estar reticente a vender por un precio menor a su ancla nominal.
Es decir, manteniendo el valor real constante, en periodos de cambios en los precios relativos, las reacciones de las personas estarán determinadas por las diferencias entre los precios actuales y los precios históricos, que se convierten en anclas nominales.
La ilusión monetaria es un sesgo en la evaluación del valor real de las transacciones económicas, inducido por una evaluación nominal. Confiar en una evaluación nominal no es algo estratégico por naturaleza, pero es fácil, universal y prominente. La fuerza y persistencia del sesgo depende de varios factores, entre los que destaca la prominencia relativa de las representaciones nominal y real, y la sofisticación y experiencia del tomador de decisión.
El sesgo inducido por las múltiples representaciones se puede observar también en la percepción visual, como se ilustra en la ilusión visual de la siguiente imagen.
Los bloques de la imagen se pueden interpretar de dos maneras, como objetos en dos o tres dimensiones. Los tres bloques son idénticos, pero se percibe la ilusión de que el bloque más alejado es más grande que los otros. Esta ilusión surge porque el observador espontáneamente adopta la representación tridimensional, que es más natural, y en la que el bloque más lejano debería ser el más grande. En consecuencia, la percepción de la imagen en dos dimensiones queda sesgada por la evaluación que simultáneamente se hace en la representación tridimensional.
Los autores señalan que la percepción de las personas es inconsistente con ambas representaciones. Más bien la percepción corresponde a una mezcla de la percepción de ambas representaciones, al igual que ocurre con la ilusión monetaria. Los juicios de las personas no se corresponden ni con una evaluación de los valores nominales ni reales, sino de una mezcla de los dos. Por esta razón, una persona que recibe un aumento de sueldo de 2% con una inflación de 4% no reacciona de la misma manera que al obtener una disminución de 2% en un periodo sin inflación. En el primer caso, la reacción a la caída real de salario es moderada por la ganancia nominal.
Los autores luego describen una serie de experimentos para evaluar el efecto de los cambios nominales y reales en las elecciones de las personas, y en su evaluación de las condiciones económicos:
Esta parte del paper, debido a su extensión, no se presenta en este resumen, pero se recomienda a quienes tengan un gran interés en el tema. Sólo se destaca que los estudios realizados muestran que los participantes de los experimentos dieron respuestas que se desviaban sistemáticamente de las predicciones de los modelos económicos estándar, de una forma tal que sugiere la presencia de ilusión monetaria.
Los agentes económicos usan simultáneamente los marcos de representación nominal y real, lo que permite interpretar la ilusión monetaria como un sesgo en la evaluación real, inducido por la representación nominal.
Los autores muestran cómo la ilusión monetaria es capaz de influir en múltiples decisiones, por ejemplo, en decisiones asociadas a las transacciones económicas, contabilidad mental y aversión al riesgo, entre otras.
Por lo tanto, pareciera que este es un fenómeno al cual se debe prestar mayor atención, y sobre el cual se debe educar, tanto a la población en general, como a los economistas, analistas, gerentes y otros profesionales que toman decisiones en base a precios nominales y reales.
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