Los sesgos conductuales son desviaciones sistemáticas e inconscientes de la racionalidad (que típicamente asumen los modelos económicos tradicionales). Estos sesgos explican porque las personas no siempre toman decisiones racionales, consistentes con sus preferencias y necesidades.
Estos sesgos son especialmente frecuentes durante la toma de decisiones financieras, debido a la complejidad de los instrumentos financieros, lo que induce a las personas a elegir en base a simplificaciones.
Los principales sesgos son los siguientes:
- Heurísticas. Reglas simples. Atajos para obtener respuestas aproximadas. Reglas del pulgar. Ejemplo: repartir el ahorro de forma igualitaria entre distintas opciones, sin hacer un análisis apropiado.
- Sesgo hacia el presente. Las personas prefieren la gratificación inmediata. Ejemplo: usar demasiado crédito para pagar la compra de un celular costoso.
- Anclaje. Los consumidores evalúan los resultados de los activos en relación a un punto de referencia. Así, la elección resultante depende del punto de referencia. Ejemplo: los seguros que se venden junto con otro producto son considerados baratos si el otro producto es mucho más caro.
- Aversión al riesgo. La aversión al riesgo implica que las personas dan más importancia a las pérdidas que a las ganancias. Ejemplo: invertir demasiado en fondos conservadores con retornos menores a la inflación.
- Arrepentimiento y otras emociones. Las personas actúan para evitar la ambigüedad o el estrés. Sus elecciones pueden estar distorsionadas por emociones temporales (miedo). Ejemplo: comprar un seguro costoso para sentirse tranquilo, aun cuando no lo necesite.
- Exceso de confianza. Confiar excesivamente en la propia habilidad o en los propios juicios. Ejemplo: confiar excesivamente en la habilidad de seleccionar acciones ganadoras.
- Exceso de extrapolación (representatividad). Hacer inferencias en base a muy pocas observaciones. Ejemplo: usar solo los retornos del año anterior para tomar decisiones de inversión, sin considerar los efectos del azar o el contexto macroeconómico.
- Sesgo de proyección. Pensar que las elecciones y preferencias permanecerán invariables en el tiempo. Ejemplo: hacer inversiones de largo plazo sin considerar la posibilidad de necesitar el dinero en el corto plazo.
- Contabilidad mental. Hacer diferentes cuentas mentales, donde el dinero es clasificado de acuerdo a sus usos, de forma independiente una de otra. Ejemplo: pedir prestado a una alta tasa de interés y ahorrar a una baja tasa.
- Narrow bracketing. Se podría traducir como agrupamiento estrecho. Tomar decisiones sin considerar las condiciones (financieras) globales. Ejemplo: elegir activos uno por uno, sin considerar su efecto en el portafolio como un todo.
- Persuasión e influencia social. Las personas son persuadidas por los vendedores y asesores financieros. Ejemplo: confiar en el asesoramiento financiero sin considerar las comisiones y otros incentivos que reciben los asesores.
- Efecto dotación. Las personas exigen más por deshacerse de un objeto que por adquirirlo. Ejemplo: los consumidores son reacios a cambiarse de banco, aunque sepan que no es el mejor.
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