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Este artículo se basa en el paper de James J. Choi (2022): Popular Personal Financial Advice versus the Professors, publicado en el Journal of Economic Perspectives. El autor compara las recomendaciones entregadas por influencers de las finanzas (autores de populares libros financieros, podcasts y canales de YouTube) con las que darían los economistas, sobre un conjunto de aspectos financieros. El primero de ellos, tratado a continuación: cómo ahorrar efectivamente.
El principal modelo económico que explica el ahorro es la teoría del ciclo de vida de Franco Modigliani, donde los consumidores eligen un nivel de consumo óptimo, por lo que el ahorro óptimo es la diferencia entre el ingreso y el consumo óptimo.
En el modelo básico, incertidumbre ni restricciones al endeudamiento, los individuos eligen un nivel de consumo tal que les permita suavizar su nivel de consumo en el tiempo. En palabras simples, los individuos buscan consumir de forma tal de mantener su consumo estable durante su vida, lo que implica ahorrar cuando el ingreso es alto (consumiendo menos de lo posible) para no tener que disminuir el consumo durante los periodos de ingresos bajos (donde, si han ahorrado, pueden consumir por sobre sus posibilidades).
Notar que la relación entre edad e ingreso tiene forma de U invertida, ya que es bajo o negativo durante los primeros años de vida (antes de la vida laboral las personas se endeudan para consumir o son financiadas por sus padres), para luego aumentar durante la madurez, hasta llegar a un máximo, y, finalmente, disminuye durante la jubilación. Desde esta perspectiva, la tasa de cotización previsional, que no depende de la edad, es subóptima, ya que el ahorro debería aumentar durante la madurez, cuando el ingreso se encuentra en sus mayores niveles.
Otro modelo, que podríamos denominar teoría del ahorro precautorio indica que los individuos aversos al riesgo, o aquellos que tienen ingresos variables, acumularán un monto equivalente a algunos meses de ingreso para amortiguar las fluctuaciones de su ingreso. En otras palabras, los individuos ahorran una parte de su ingreso como respuesta a la incertidumbre respecto de sus ingresos futuros. Así, si en un periodo tienen ingresos menos a lo habitual, pueden amortiguar dicha caída del ingreso con sus ahorros, sin sacrificar consumo (ni endeudarse para consumir).
En lugar de recomendar suavizar el consumo en el tiempo, los influencers recomiendan suavizar la tasa de ahorro, es decir, ahorrar un porcentaje fijo del ingreso. Por ejemplo, ahorrar un 10% o 20% del ingreso. Esta también es la opción por default de los planes de ahorro previsional. Por ejemplo, en Chile se ahorra obligatoriamente el 10% de las remuneraciones.
Los influencers financieros recomiendan mantener una tasa de ahorro positiva, independientemente de lo que suceda, tanto en periodos buenos como malos, de altos y bajos ingresos, lo que implica hacer el ajuste por el lado del consumo, es decir, consumir menos en tiempos malos y más en tiempos buenos.
Estas recomendaciones tienen dos razones principales:
El primer argumento es razonable, y no es considerado en los modelos económicos, lo que constituye una limitación importante de dichas teorías. Sin embargo, el costo de oportunidad sí es considerado, y el resultado del proceso de optimización es, de hecho, una tasa de ahorro que puede ser positiva o negativa (una tasa de ahorro negativa implica desahorrar: gastar los ahorros, o endeudarse).
Los influencers recomiendan reglas simples, que tienen la virtud de no requerir complejos cálculos matemáticos. Por ejemplo:
La contabilidad mental es la práctica e clasificar y gastar el dinero de manera diferente según su origen y destino. Por ejemplo, según su destino, dinero para gasto en alimentos, en cuentas del hogar y para ahorrar; según su origen, dinero del trabajo principal y secundario. No obstante, según la teoría económica el dinero es el bien fungible por excelencia. Que el dinero sea fungible significa que todas las unidades monetarias (dólares o pesos) son iguales, y se pueden usar de la misma manera, para cualquier fin, independientemente de dónde provengan. Las teorías económicas estándar no asignan porciones del ingreso de los hogares a fines específicos, sino que simplemente consideran que el dinero es fungible.
En contraste, muchos influencers recomiendan dividir la riqueza (los ahorros) en cuentas mentales con objetivos diferentes: “las necesidades específicas deben ser resueltas con activos dedicados a esa necesidad”. Por ejemplo:
Estos autores recomiendan ahorrar principalmente para el retiro y/o para emergencias, mientras que el ahorro destinado a cualquier otro fin se debe hacer en adición a dicho ahorro básico.
Le evidencia económica muestra que usar la contabilidad mental puede ser bueno. Por ejemplo, Karlan et al. (2016) argumentan que la contabilidad mental aumenta la motivación para ahorrar, al hacer más saliente la relación entre el ahorro, que se hace en el presente, y el gasto futuro específico.
Por otro lado, la contabilidad mental es una forma fácil y directa de calcular cómo ajustar el gasto en respuesta a cambios predecibles en la utilidad del gasto, que los modelos económicos asumen como constante, lo que hace que sea óptimo suavizar el consumo en el tiempo. Sin embargo, en la vida real, el gasto puede ser mucho más valioso en ciertos periodos, por ejemplo, al celebrar un matrimonio, al cambiarse de casa, o al enviar un hijo al colegio; y aumenta desproporcionadamente cuando se hacen compras de bienes durables (no siempre es suavizado).
Para los economistas el consumo es la fuente de utilidad mientras que el ahorro es un sacrificio. En contraste, algunos influencers replantean esta definición, señalando que el ahorro es la fuente de utilidad: págate a ti mismo primero, mientras que el consumo se redefine como pagar a otros, y, por lo tanto, se considera una pérdida para ti. En economía de la conducta esta práctica se conoce reframing, plantear la misma información u opción de una forma diferente, de manera que cambia la forma en que es percibida y cómo se responde ante ella.
De esta manera, la regla es: “págate a ti mismo primero”, y señala que: cada vez que recibas un ingreso, una fracción predeterminada debe ser enviada a una cuenta separada, de forma automática, y este dinero no debe ser tocado. “El secreto es que no puedes gastar algo que no ves”. El resto del dinero puede ser gastado libremente.
Cerca del 20% de los hogares en EEUU son “millonarios que viven con lo justo”, en el sentido de que tienen activos ilíquidos, como bienes raíces o cuentas de ahorro para la jubilación, pero casi nada de activos líquidos (activos que se pueden transformar en dinero rápidamente y sin pérdida de valor).
Los estudios económicos (Kaplan, Violante & Weidner, 2014; Kaplan and Violante, 2014) explican que los consumidores invierten en activos ilíquidos -lo que no les permite amortiguar shock de consumo (gastos inesperados) o de ingreso- si los activos ilíquidos tienen un alto retorno ajustado por riesgo. Alternativamente, Angeletos et al. (2001) señala que los hogares invierten en activos ilíquidos como una estrategia para protegerse de su falta de autocontrol.
A pesar de los hallazgos empíricos, y las explicaciones teóricas, los influencers financieros no recomiendan invertir en activos ilíquidos. Por el contrario, recomiendan priorizar la inversión en el fondo de emergencia, acumulando al menos tres meses de gastos/ingresos en dicho fondo. Asimismo, señalan que invertir en un bien raíz no es una buena inversión. No recomiendan vivir con lo justo para adquirir una vivienda, pero sí para ahorrar para la jubilación. De hecho, recomiendan maximizar las contribuciones al 401k (o APV en Chile) de forma de recibir todos los beneficios posibles de dicha modalidad de inversión.
Economistas e influencers financieros en general difieren en sus recomendaciones o explicaciones. No obstante, se encuentran algunos puntos en común. Una ventaja de las recomendaciones de los influencers (y una desventaja de los modelos económicos) es que dan recomendaciones prácticas, fáciles de implementar, y que utilizan herramientas de la economía conductual (behavioral economics), que inducen ciertos comportamientos de una forma más compatible con la conducta humana, que no siempre es optimizadora, como asumen los modelos económicos clásicos.
En mi opinión, un resumen de las mejores recomendaciones de ambos, economistas e influencers, son las siguientes:
Angeletos, George-Marios, David Laibson, Andrea Repetto, Jeremy Tobacman, and Stephen Weinberg. 2001. “The Hyperbolic Consumption Model: Calibration, Simulation, and Empirical Evaluation.” Journal of Economic Perspectives 15 (3): 47–68.
Choi, James J. 2022. «Popular Personal Financial Advice versus the Professors.» Journal of Economic Perspectives, 36 (4): 167-92. DOI: 10.1257/jep.36.4.167
Karlan, Dean, Margaret McConnell, Sendhil Mullainathan, and Jonathan Zinman. 2016. “Getting to the Top of Mind: How Reminders Increase Saving.” Management Science 62 (12): 3393–411.
Kaplan, Greg, and Giovanni L. Violante. 2014. “A Model of Consumption Response to Fiscal Stimulus Payments.” Econometrica 82 (4): 1199–239.
Kaplan, Greg, Giovanni L. Violante, and Justin Weidner. 2014. “The Wealthy Hand-to-Mouth.” Brookings Papers on Economic Activity 45 (1): 77–138.
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