¿Cómo se originan las percepciones? Una explicación desde la perspectiva de la neurociencia

Este artículo resume una serie de ideas presentadas en el libro Incógnito: Las Vidas Secretas del Cerebro, de David Eagleman.

Al mirar, oír, olfatear, tocar, saborear, lo que percibimos no es la realidad, sino la interpretación que el cerebro da a dicha información sensorial. El cerebro—que se encuentra encerrado dentro del cráneo, sin acceso directo al mundo exterior—transforma los impulsos nerviosos que se generan en los órganos de los sentidos en lo que conocemos como nuestra realidad. Es más, durante gran parte del tiempo nuestra percepción no es un reflejo exacto de las entradas sensoriales, sino que el cerebro hace una predicción de la realidad, en base a la información previamente recibida. Cuando las entradas sensoriales transgreden las expectativas, se produce lo que conocimos como consciencia.

Fuente: https://www.amazon.com/-/es/David-Eagleman/dp/0307389928

El cerebro inconsciente

Una gran cantidad de nuestras decisiones y acciones son llevadas a cabo por la parte inconsciente de nuestro cerebro. Por ejemplo, cuando caminamos hacia determinado lugar no necesitamos pensar cómo caminar y mover nuestros pies, simplemente somos conscientes en el momento de decidir el destino, y luego nuestro cuerpo camina de forma autónoma, guiado por el cerebro inconsciente. La consciencia sólo se hará presente cuando ocurra un error, cuando las predicciones sensoriales y motoras del cerebro no coincidan con la realidad. Por ejemplo, si tropezamos y perdemos el equilibrio, nos haremos conscientes del acto de caminar.

Se ha comprobado que el cerebro inconsciente continuamente procesa la información del mundo exterior, y es capaz de aprender, comprender y actuar más rápidamente que el cerebro consciente. Esto explica por qué a veces tenemos presentimientos. Sabemos algo, pero no sabemos por qué. Lo que sucede es que el cerebro inconsciente ha descifrado algo, y guía nuestro comportamiento a través de estados físicos del cuerpo. De hecho, se ha comprobado que los presentimientos resultan ser correctos con más frecuencia que lo que predeciría el azar. Si usted se encuentra en una decisión en que es incapaz de decidirse entre dos opciones, puede confiar en la respuesta que le dará su cerebro inconsciente. Tire una moneda al aire y elija en base al azar. Luego, evalúe que le dice su cuerpo dependiendo del resultado. Si siente una sutil sensación de alivio cuando la moneda le dice lo que tiene que hacer, ésa es la elección correcta. Si, en cambio, concluye que es ridículo tomar la decisión de esa manera, eso le indicará que la otra opción es la correcta.

Fuente: https://www.medicaldaily.com/your-gut-feeling-way-more-just-feeling-science-intuition-325338

¿Qué es el Umwelt y el Umgebung?

Los humanos somos incapaces de percibir correctamente el mundo exterior. De hecho, sólo somos capaces de percibir una parte de la realidad. Por ejemplo, sólo percibimos una pequeña fracción de la luz visible, una pequeñísima parte del espectro electromagnético. No somos capaces de percibir las señales que transportan las señales de radio y televisión, microondas, rayos X, rayos gamma, etc. A diferencia de nosotros, otros animales son capaces de percibir la luz ultravioleta y la infrarroja. Otros animales son capaces de percibir con mayor sensibilidad la temperatura y el olor, los campos eléctricos y las ondas de compresión del aire.

Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Espectro_visible

En este contexto, el biólogo y filósofo alemán Jakob Johann von Uexküll introdujo el concepto de umwelt, que es nuestro entorno, el mundo que nos rodea y que somos capaces de percibir, mientras que otro concepto, el umgebung, es la realidad más vasta y completa. El umwelt es nuestra percepción de la realidad, el mundo en que existimos y que determina cómo actuamos.

¿Cómo funciona el cerebro? La razón y la emoción.

No tenemos un cerebro unificado que tome nuestras decisiones. Por el contrario, existen múltiples facciones del cerebro que toman decisiones independientes, y que compiten por controlar el canal de salida, que es nuestro comportamiento. Como resultado, podemos discutir con nosotros mismos, engañarnos o insultarnos. Por ejemplo, si nos ofrecen una torta de chocolate, una parte de nuestro cerebro deseará la rica fuente de energía, mientras que otra parte se preocupará de las consecuencias negativa que puede tener en nuestra salud ingerir dicho alimento. Sólo una parte del cerebro predominará y guiará nuestra acción.

El funcionamiento del cerebro se puede simplificar dividiéndolo en dos grandes facciones dominantes: la razón y la emoción. El sistema de la emoción es rápido, automático e inconsciente, mientras que el sistema de la razón es lento, cognitivo y consciente. El primer sistema se puede describir como automático, implícito, heurístico, intuitivo, holístico, reactivo e impulsivo; mientras que el segundo sistema es cognitivo, sistemático, explicito, analítico, reglamentista y reflexivo.

Fuente: https://medium.com/santiment/santiment-emotion-vs-reason-35b409076ab8

En general, el sistema racional se ocupa del análisis de las cosas del mundo exterior, mientras que el sistema emocional controla los estados internos. Cuando tomamos decisiones y actuamos de cierta manera, no sólo influye el mundo externo, sino que nuestro comportamiento depende principalmente de nuestro estado interno. Por ejemplo, cuando llegamos a nuestra casa podemos ir directamente al refrigerador, al baño o a nuestro dormitorio guiados por nuestro estado interno.

Por otro lado, se ha comprobado que al tomar una decisión, cuando se enfrentan los sistemas racional y emocional, generalmente predomina el sistema emocional. Por ejemplo, en un experimento se les preguntó a los sujetos de investigación si estarían dispuestos a matar a una persona para salvar a miles. Cuando la ejecución se podía realizar a distancia, apretando un botón, los sujetos tomaban la decisión más racional, que implicaba matar a la persona para salvar a miles. Sin embargo, si la ejecución debía hacerse de forma personal, empujando a la persona a las vías del tren, la respuesta cambiaba, ya que dicho tipo de interacción activa las redes emocionales, por lo que problema pasa de ser una cuestión abstracta e impersonal a convertirse en una decisión emocional y personal, caso en que predomina el sistema emocional.

Un ejemplo económico del conflicto entre la razón y la emoción

Algo similar ocurre al tomar decisiones intertemporales, como la decisión de consumir o ahorrar. En ocasiones debemos decidir si sacrificamos consumo presente por futuro. Por ejemplo, ¿estamos dispuestos a no consumir 1000 hoy, para consumir 1100 el próximo mes? Se ha observado que la gente generalmente privilegia el consumo presente, y descuenta el futuro, lo que significa que las recompensas más próximas al presente se valoran más. Los neurocientíficos descubrieron que algunas estructuras cerebrales que intervienen en el sistema emocional quedaban enormemente activadas cuando los sujetos elegían recompensas inmediatas de corto plazo. Estas áreas se relacionan con el comportamiento impulsivo. Por otro lado, al tomar una decisión de largo plazo, se activaban las áreas laterales de la corteza cerebral, que participan en la cognición superior y en la deliberación.

El libre albedrío

Los neurocientíficos no han sido capaces de encontrar un mecanismo que explique o justifique la existencia del libre albedrio. Toda la actividad cerebral es endógena, impulsada por otra actividad cerebral, en una red enormemente compleja e interconectada. No existe una mente externa, que no esté conectada al cerebro. No hay nada separado del cerebro que influya en su actividad.

En la década de 1960, un científico llamado Benjamín Libet les pidió a unos sujetos que llevaran una tarea muy sencilla: levantar un dedo en el momento que eligieran. Mientras el experimento ocurría, unos electrodos median la actividad cerebral de los sujetos, que debían observar un reloj de alta precisión y fijarse en el momento exacto en que sentían el impulso de llevar a cabo el movimiento. Libet descubrió que los sujetos se hacían consciente del impulso de moverse un cuarto de segundo antes de llevar a cabo el movimiento. Pero lo más sorprendente fue que, al examinar las ondas cerebrales, descubrió que la actividad del cerebro surgía mucho antes de sentir el impulso de moverse, más de un segundo antes. Es decir, había partes del cerebro que tomaban decisiones antes de que la persona experimentara conscientemente el impulso.

Fuente: https://www.livescience.com/19213-free-fate.html

Nuestra forma de ser depende de cómo se ha conectado nuestro cerebro a lo largo de nuestras vidas, lo que a su vez depende tanto de factores genéticos como de la interacción con nuestro ambiente. Podemos aprender a controlar los impulsos generados en nuestro cerebro, pero no podemos generar impulsos a voluntad.

Conclusión

El funcionamiento de nuestro cerebro es algo complejo y misterioso, que no se entiende completamente. Sin embargo, sabemos lo suficiente como para afirmar que no somos totalmente consciente de la realidad, que muchas de nuestras decisiones y acciones son realizadas de manera inconsciente, y que gran parte de nuestras decisiones no son tomadas a cabo de una forma racional, sino emocional. Es más, si al tomar una decisión enfrentamos nuestros sistemas racional y emocional, probablemente ganará el emocional. Asimismo, se ha descrito que no existe en nuestros cerebros lugar para el libre albedrío, sino que nuestras decisiones son generalmente automáticas y predeterminadas.

Este es un libro muy interesante y útil para entender el funcionamiento del cerebro, escrito en forma sencilla para llegar a un público amplio. Las ideas que se presentan—de las cuales presento una pequeña fracción en este artículo—son de gran utilidad para entender la economía y a nosotros mismos. Lo recomiendo totalmente.


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