Consecuencias del sobreendeudamiento

Este blog se basa en el artículo de Julio Cesar Leandro y Delane Botelho, Consumer over-indebtedness: A review and future research agenda, publicado en el Journal of Business Research, en el año 2022.

Consecuencias sobre la salud mental

Varios estudios presentan evidencia de que tener deudas o estar sobreendeudado se asocia a una peor salud física y mental (principalmente ansiedad, estrés, ira y depresión). Por ejemplo, se ha encontrado que los jefes de hogar que tienen créditos pendientes (no hipotecarios) y mayores montos adeudados son significativamente menos propensos a reportar una buena salud psicológica y bienestar (Brown et al., 2005; Gathergood, 2012a). Asimismo, respecto de las deudas de tarjetas de crédito, se ha reportado que la razón deuda-ingreso está significativamente asociada con una peor salud física y autoinformes de mala salud (Drentea & Lavrakas, 2000).  Por otro lado, se ha encontrado que la ansiedad esta correlacionada positivamente con la razón deuda-ingreso (de tarjetas de crédito) y con la condición de morosidad (Drentea, 2000), y que la condición de deudor a menudo está asociada con problemas de salud mental (Drentea & Reynolds, 2012; Fitch et al., 2011; Richardson et al., 2013).

La acumulación de deuda, ya sea por préstamos estudiantiles o de tarjetas de crédito, aumenta la angustia psicológica entre los jóvenes y las familias con niños (Zhang & Kim, 2019; Bridges & Disney, 2010). Varios estudios también reportan asociaciones entre el sobreendeudamiento y la depresión (Reading & Reynolds, 2001; Turunen & Hiilamo, 2014; Richardson et al., 2013).  También se ha encontrado que los síntomas de estrés y depresión pueden variar con el tiempo. Los síntomas depresivos son más altos para aquellos que han estado persistentemente sobreendeudados, pero estos síntomas desaparecen a medida que los niveles de deuda disminuyen (Hojman et al., 2016).  El estrés de deudores a corto plazo duplica el de deudores a largo plazo, y hay evidencia de que el estrés podría reducirse con el tiempo (Shen et al., 2014).

Por otro lado, Gathergood (2012a) destaca un posible efecto de norma social, donde los individuos endeudados que viven en regiones con tasas de bancarrota más altas experimentan un menor deterioro de su salud psicológica.

El sobreendeudamiento también está relacionado con suicidios e intentos de suicidio (Richardson et al., 2013; Turunen & Hiilamo, 2014), problemas con el alcohol, dependencia de drogas y trastornos neuróticos y psicóticos (Richardson et al., 2013). En general, estos resultados sugieren que la deuda es un determinante socioeconómico importante de la salud (Sweet et al., 2013).

Consecuencias sobre el gasto y pobreza

Kukk (2018) llama la atención sobre otro tipo de resultado: una caída sustancial a corto plazo en el gasto después de enfrentar dificultades financieras. Incluso cuando los problemas de pago de deudas se resuelven, el gasto se vuelve más bajo que antes y continúa disminuyendo mientras duren los problemas. Otro hallazgo es que los jóvenes adultos que enfrentan problemas de deuda regresan a la casa de sus padres como un mecanismo para manejar las limitaciones de endeudamiento (Dettling & Hsu, 2018).

Las personas que reportaron más presión económica también informaron un mayor estrés financiero y menor esperanza (conceptualizada como una combinación de agencia y planificación para lograr objetivos) (Prawitz et al., 2013), y las personas con un locus de control más interno (personas que sienten que lo que les sucede está bajo su control) reportaron menos estrés financiero y más esperanza.

Gutiérrez-Nieto et al. (2017) también reportaron las consecuencias del aumento de la pobreza y el declive en el bienestar individual de los deudores. Anderloni et al. (2012) reportaron mayores niveles de vulnerabilidad financiera, que se deben, por ejemplo, a la incapacidad de los individuos para enfrentar los gastos mensuales, atrasos en el pago de cuentas y dificultades para comprar alimentos o pagar el alquiler.

¿Cómo regular para evitar en endeudamiento excesivo?

En primer lugar, hay que tener en cuenta que, tras las discusiones sobre regulación, existen perspectivas ideológicas en ambos lados de la ecuación crediticia.

Nield (2015, p. 139) identifica “nociones neoliberales de toma de decisiones racional en los mercados hipotecarios”, que pueden Esto puede encontrarse, por ejemplo, en la afirmación de Kösters et al. (2004) sobre la importancia de permitir a los consumidores protegerse a sí mismos proporcionándoles asesoramiento e información adecuados, y que la regulación bancaria es el instrumento incorrecto para lograr esto. De manera similar, algunos críticos de la intervención legal argumentan que los mercados competitivos lograrán un mejor bienestar si los reguladores no interfieren en la evitación de prácticas depredadoras entre los proveedores de crédito.

Al respecto, algunos académicos afirman la existencia de dos paradigmas: un paradigma teórico neoliberal de “ley y economía” y un paradigma de “ley y sociedad” (Aldohni, 2017).

– En el primero, ley y economía, la ideología reguladora prioriza el mercado sobre la sociedad y evita que los reguladores interfieran en la prevención de prácticas depredadoras entre los proveedores de crédito.

– En el paradigma de ley y sociedad (que se deriva del concepto de inserción de Karl Polanyi), la regulación busca priorizar el interés de la sociedad y no subordinado a la economía, lo que sería más sensible a la vulnerabilidad de los consumidores, y que no es solo regulatorio, sino también ideológico.

Otros académicos señalan una ideología subyacente en la legislación europea de protección al consumidor, que sostiene que la información puede empoderar a los consumidores y apoyarlos en la toma de decisiones, para que las tomen plenamente conscientes de los riesgos asumidos (Mak et al., 2012). Esta ideología ignora todas las heurísticas y sesgos que impiden la toma de decisiones óptimas, incluso entre los consumidores con un buen nivel de conocimiento y habilidades financieras.

Algunos autores discuten la responsabilidad social corporativa de los proveedores en la industria del crédito al consumo y defienden que solo la regulación y la intervención pueden superar los problemas que surgen de las demandas de “los accionistas por ganancias, la competencia en el mercado libre y la propia necesidad de los consumidores al demandar gratificación inmediata y aceptar fácilmente crédito adicional como un medio para financiar su consumo” (Griffiths, 2007, p. 230).

Otra corriente de literatura sobre regulación destaca recomendaciones para cambios en el marco regulatorio. Por ejemplo, se hace un llamado al desarrollo de nuevas medidas que reflejen un equilibrio adecuado de responsabilidad entre las partes interesadas (deudores, prestamistas y el Estado) (Nield, 2015) y a la mejora de la regulación para garantizar la protección del consumidor (Mak et al., 2012), teniendo en cuenta que los consumidores a menudo no tienen suficiente alfabetización financiera y son propensos a tomar malas decisiones respecto a los productos financieros (Mak et al., 2012). Estas demandas de regulación tienen como objetivo cerrar la brecha entre las iniciativas de abrir el mercado de crédito (inclusión financiera) y las consecuencias perjudiciales que esta apertura conlleva para los consumidores (Micklitz, 2012).

Un número creciente de estudios señala la importancia del préstamo responsable, o “política destinada a garantizar un comportamiento responsable de los participantes en el mercado financiero —incluidos tanto prestamistas como deudores— centrada especialmente en prevenir el sobreendeudamiento de los deudores, lo que se materializa a través de diversos mecanismos regulatorios y que también puede perseguirse mediante otros medios legales, como remedios en el derecho privado, o medios no legales como la educación” (Mak, 2015, p. 413). La apelación a un préstamo responsable también implica una mayor responsabilidad por parte de los proveedores de crédito (Nield, 2015) y típicamente requiere que los prestamistas verifiquen la asequibilidad y la idoneidad de un préstamo para el deudor, que evalúen el impacto de futuros cambios en las tasas de interés (pruebas de resistencia) y que aseguren que el deudor tenga una estrategia de pago viable (Mak, 2015).

Desarrollo político e institucional

Esta corriente de literatura busca explicar la evolución de los mercados de crédito y el endeudamiento de los hogares, así como sus consecuencias en diferentes países, utilizando un enfoque histórico, social, político o institucional.

Por ejemplo, Fuller (2015) muestra que el endeudamiento de los hogares es casi universal entre las economías desarrolladas, pese a que los países tienen diferentes enfoques para fomentar o mitigar el uso del crédito. Hallsworth (1991) destaca la importancia de la disponibilidad de crédito para el desarrollo del comercio en el Reino Unido. Trumbull (2012) discute los factores históricos que influyeron en los prestamistas y responsables de políticas de EEUU para impulsar el acceso al crédito a la clase trabajadora.

En general, los estudios sobre la evolución de los mercados de crédito nacionales muestran una alta aceptación inicial del uso del crédito, seguida de un sobreendeudamiento como consecuencia de la sobreexpansión del crédito y la falta de educación financiera de los consumidores (Burton, D., 2017; Naicker & Kabir, 2013; Erasmus & Mathunjwa, 2011).

Estudios interpretativos

Esta corriente de la literatura muestra, por ejemplo, la influencia de las emociones en la toma de decisiones de los consumidores y las decisiones irracionales (Brown y Woodruffe-Burton, 2015).  Por ejemplo, dos artículos analizan los lazos sociales entre las personas en el contexto del crédito, encuentran que el endeudamiento persistente puede cambiar las estructuras de las relaciones sociales, por ejemplo, reforzando o rompiendo los lazos sociales (Pereira & Strehlau, 2016), y que las prácticas de pedir y prestar entre amigos y familiares pueden ser una «bendición (cuando la extensión de ayuda financiera a otros importantes alivia la vulnerabilidad financiera al negociar en el mercado) o una maldición (cuando la extensión de ayuda financiera a otros conduce a las limitaciones financieras de uno mismo)» (Cordeiro et al., 2019, p. 25).

Tres estudios utilizan un enfoque sociocultural para entender el consumo de crédito y deuda. Marron (2012) afirma que el sobreendeudamiento representa una amenaza a la prerrogativa neoliberal de la autonomía individual y parece evidenciar el fracaso de la autogobernanza del individuo. Bernthal et al. (2005) abordan la posesión y uso de tarjetas de crédito como facilitadores de estilo de vida. Los autores identifican dos trayectorias de estilo de vida: una que conduce a la libertad y otra que lleva a la constricción. Entienden que las prácticas de las tarjetas de crédito pueden estar relacionadas con un «Estilo de Vida de Logro» o con un «Estilo de Vida de Sobrevivencia» en la prisión del deudor.

Peñaloza y Barnhart (2011) analizan el consumo de crédito y deuda desde la perspectiva de una producción sociocultural de significados en los dominios social y de mercado. Los autores identifican que el uso de crédito/deuda se ha normalizado en EEUU y mapean sus trayectorias de significado, patrones de significado y producción cultural en la configuración de los consumidores como sujetos consumidores.

Prevención y mitigación

Estos artículos discuten temas y herramientas que podrían usarse para proteger a los consumidores del sobreendeudamiento y, en caso de que se conviertan en sobreendeudados, cómo gestionar, mitigar y/o aliviar su situación. Se discuten cuatro temas principales.

Primero, la posibilidad de desarrollar y utilizar modelos predictivos para anticipar el sobreendeudamiento antes de que ocurra y monitorear la situación para evitar que empeore. Estos modelos podrían ser, por ejemplo, modelos de gasto y sobreendeudamiento (Finlay, 2006), escalas relacionadas con el bienestar para identificar a los financieramente mal preparados y/o candidatos a la morosidad (Abrantes-Braga & Veludo-de-Oliveira, 2019), y modelos y ratios financieros para identificar y monitorear a los hogares insolventes (DeVaney & Lytton, 1995).

El segundo tema es la efectividad de la divulgación de información. Mientras que un estudio muestra evidencia de que información adicional en los recibos de tarjetas de crédito podría reducir el gasto general (Poddar et al., 2015), un segundo estudio no encontró evidencia positiva para la divulgación adicional de tasas de interés (Seira et al., 2017).

El tercer tema, por un lado, es que el materialismo y el consumo excesivo son dañinos para el individuo debido a la adaptación hedónica, que puede llevar al gasto excesivo y al endeudamiento (Chancellor & Lyubomirsky, 2011). Por otro lado, la virtud de la frugalidad podría ayudar a los individuos a obtener un mayor beneficio afectivo al gastar menos dinero (Chancellor & Lyubomirsky, 2011).

El cuarto tema es la posible mitigación de problemas relacionados con la deuda a través, por ejemplo, de servicios de asesoramiento financiero y programas de gestión de deudas, destacando la importancia de las dimensiones culturales de estos programas (Dellande et al., 2016), la necesidad de estándares de calidad para estos servicios (Brennan & Gallagher, 2007) y los efectos positivos que podrían generar para los consumidores (Collins & Schmeiser, 2013). Otros estudios abordan la posibilidad de proporcionar fondos adicionales para los sobreendeudados a través de asistencia gubernamental (Kim & Wilmarth, 2016) o crowdfunding (Burtch & Chan, 2018), ambos mostrando evidencia de resultados positivos. Por último, Kanz (2016) evalúa la efectividad de la asistencia para la deuda en hogares rurales en India, mostrando que generó una reducción persistente en la deuda de los hogares, pero también reportando ineficacia en estimular nuevas inversiones, como se pretendía con el programa de alivio.

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